Hipócrita
como tus ideas
Transitas
este mundo
Alardeando
de sufrir
Cuando
en verdad te gusta herir
Con
tu mente de piedra
Inerte
como tu corazón
Vacío
de querer
Traficas
con mil almas rotas
Y
así
Sola
Te
quedarás sola
Como
el lobo que siempre acelera
Escapando
de la luna
Que
le desampara cada noche
Me
mienten tus palabras
No
tus ojos
Como
las nuevas que te di,
La
confianza que te ofrecí
Consumida
por las sombras
Agotada
por los días
Ese
espejismo que un día fuiste
De
a quien tanto amaba
Desalmada
y frustrada
Te
quemarás en tu encierro
Arderás
en el infierno
En
el infierno que te será
El
no merecer tanto querer
En
cenizas quedarás reducida
Al
igual que tus abrazos
Al
igual que tus besos
Ya
no sobrarán las horas
Ya
no vale el perdón
No
habrá redención
En
esta ciudad bañada en el pecado
En
la que soy yo el dios
Y
la infeliz eres tú
Brillarán
mis truenos
Marcos
Pérez
A los
que habitan la existencia
A
todos vosotros;
los
portadores de miradas
claras
y oscuras,
a
los hambrientos,
a
los sedientos
y
a los que habitan la abundancia.
A
planetas y estrellas,
a
poetas
y
otros locos,
a
políticos
y
ladrones honrados...
A
los exiliados del universo.
A
todos vosotros
a
todos;
ateos,
cristianos,
ciegos, perros, gatos, padres, madres, profesores, moléculas,
mancos, peces, ingenieros, bastardos, hijos, putas...
bastardos
hijos de puta,
a
todos vosotros.
¡A
todos!
Los
que conviven con el mar,
con
la tierra o el aire,
a
ermitaños y gordas.
A
todas las piezas del mosaico de la vida.
A
los cereales,
a
rinocerontes,
ratas
e
incluso humanos.
A
las aves...
A
todas las criaturas pequeñas y diminutas en la existencia;
no
os dejéis engañar
por
el espacio que
ocupáis
en
el abismo,
una
mente microscópica puede
albergar
un
sueño tan inmenso...
tan
inmenso como …
Como
la vida!!
Por
eso
saboread
este efímero regalo en el bufet del cosmos,
y
sabed
que
son las cosas pequeñas
las
que definen
el
curso de lo eterno
Sed
fieles a vosotros mismos.
No
os traicionéis.
Saboread
el aire en cada suspiro
correr
más allá de la meta
destruir
mil castillos de arena
y
luego volver a construirlos,
hacerle
el amor a la guerra
hacérselo
al sexo
hacerle
el amor a ella
o
a él,
¡Pero
por Dios!
¡¡¡Hacer
el amor!!!
Hacerlo
hasta olvidar el mañana
sorprenderos
al recordar vuestra identidad.
Ensuciaros
de barro,
semen,
sangre o lágrimas...
Pero
ensuciaros de vida!
Porque
es lo único cierto
y
lo
único realmente nuestro...
El
día que yo me muera lo último que quiero ver es...
Todo.
A
todos vosotros,
cumpliendo
vuestras promesas,
yendo
más allá del intento,
rompiendo
las reglas,
volando
sin polvos de hadas,
hallando
lo crucial
en
mil
nadas,
pero
sobre todo,
siendo
felices.
Habitad
todos los néctares de una flor que jamás perecerá.
Pues..
A
la vuelta de la esquina...
Tal
vez,
sólo
tal vez
no
os sigan los sentidos.
Todos
en
el fondo sabemos que el verbo ser es imperativo,
Por
eso sed,
sed
lo
que
sois,
a
pesar de lo que son otros,
sed,
sencillamente
sed
vosotros
mismos
hasta
que el último sorbo
de
aire abandone
vuestro
cuerpo viejo y cansado.
Y
os evadiréis de la vida
como
lo que sois,
SERES
LIBRES.
Orgullosos
de cada sonrisa,
orgasmo
y
canción escuchada,
de
cada segundo de vuestros recuerdos,
de
cada te quiero que le brindasteis a la vida,
y
por fin...
Simplemente.
Ocurrirá
algo del calibre de las estrellas,
algo
que os hará brillar en el cielo
eternamente
libres
y
digno de vosotros,
habréis
conseguido... VIVIR.
Pero
es sólo un consejo,
y
un secreto también fue,
vosotros
escogéis el valor de vuestro tiempo aquí,
vosotros
escogéis...
El
valor de vuestras vidas.
David
Marcos e David, Inquedos corazóns ao son da esperanza, grazas por
compartir con nós os vosos poemas.