domingo, 12 de maio de 2013

Lágrimas de cristal

La magia de las letras (ilustración de Lola Roig)


Hoy, un día como otro cualquiera, mis pupilas se inundaron de lágrimas. Me siento como un cristal roto, como una persona sin valor. El silencio me rodea, como la tristeza rodea mi alma. Mis manos comienzan a temblar pensando que no puedo hacer nada para detener mi dolor. Un día especial no tiene que ser un día feliz: un día especial es aquel que vas a recordar toda tu vida.
Hoy es uno de esos días, donde la luz de mi interior se va apagando poco a poco cual flor marchita y muere sin dejar rastro alguno. Pensando en tu nombre en mi estómago se hace un nudo y me recorre todo el cuerpo un sentimiento de tristeza, como una estación olvidada, dejándose llevar por el tiempo hasta desaparecer por completo, esperando ese recuerdo de aquella persona especial.
Pasan los días, mi estado de ánimo no mejora. Me siento como un violonchelo que no produce notas, que ya no sirve, un objeto roto, olvidado, con el deseo de que alguien le dé utilidad, que lo renueve, que lo guarde y que lo cuide como a su propio corazón.
Pensando en aquellas conversaciones que tuvimos, me doy cuenta de que nada es para siempre, que un “te quiero” no es para toda la vida y que las personas cambian hasta llegar un momento en el que ya no las reconoces. Aquella tarde me di cuenta de que, aunque las cosas cambian, sigo pensando que eres la casualidad más bonita que llegó a mi vida.

Alejandra Fernández Rodríguez 1º ESO

Ningún comentario: